Las colaboraciones con diferentes artistas son una manera de acariciar el arte y rodearse de gente con talento con una idea en común. Una invitación difícil de rechazar, especialmente, si se presentan tantos desafíos como en esta ocasión.
Esta sesión fotográfica llevada a cabo en el corazón de un viejo casino del siglo XVIII devino la oportunidad perfecta para retornar a los orígenes. No sólo porque la localización parecía haber sido engullida por la propia naturaleza (que también). Ni tampoco porque del interior de esa impresionante construcción salieran alrededor de 500 murciélagos nublando la visión por momentos cual novela de misterio. Fue, especialmente, por el reto que suponía para una sesión artística de este calibre peinar sin luz, sin utilizar secadores ni planchas.
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